Por Merari Candelario
Especialista en Salud Mental
"Individual and family Therapy"
Desde pequeña, mi vida ha estado marcada por un profundo sentido de propósito: sanar corazones quebrantados y servir a los demás. Este llamado, que sentí a los 9 años y reafirmé en mi juventud, se ha convertido en la brújula que guía mi labor como consejera en salud mental y educadora. Cuando enseño a una familia a gestionar conflictos o cuando abro espacios de conversación en comunidades vulnerables, estoy sembrando semillas que contribuyen a un cambio sostenible.
En mi práctica como consejera, he aprendido que incluso en los momentos de mayor dolor, la gratitud puede transformar corazones y abrir caminos hacia la sanación. Recuerdo a una madre joven que enfrentaba ataques de ansiedad y perdida de sueño debido a todas las responsabilidades que tiene sobre sus hombros.
Durante nuestras sesiones, le pedí que escribiera diariamente tres cosas por las que estaba agradecida. Aunque al principio parecía imposible, con el tiempo comenzó a encontrar esperanza en los pequeños momentos: en la caricia de su hijo, un amanecer o el simple hecho de que sobre su mesa nunca le ha faltado el alimento para su hijo. Este ejercicio no solo fortaleció su resiliencia, sino que también nos conectó a un nivel más profundo, mostrando cómo la gratitud puede bajar los niveles de preocupación por el mañana. incluso en las circunstancias más difíciles.
En mi trabajo comunitario, he visto cómo la conexión y el servicio trascienden barreras. En proyectos como "Enfoca tu mente", que organizo junto a Gratitud Giving, hemos reunido a jóvenes hispanos para hablar de salud mental desde una perspectiva culturalmente relevante. Al crear espacios donde los jóvenes se sienten vistos y escuchados, a través de la fotografía. Estos momentos me recuerdan que servir no se trata solo de dar, sino de compartir y construir juntos.
En mi vida personal la gratitud lo práctico a diario, especialmente a la hora de acostarnos. Todos como familia reflexionamos sobre todas las bendiciones que hemos tenido en el día no importando cuan insignificante sea. Practicar la gratitud como familia ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y los conflictos. Según un estudio publicado en Personality and Individual Differences (2018),’’ las personas que expresan gratitud regularmente experimentan un mayor bienestar emocional, y este efecto se amplifica cuando la gratitud se practica en grupo, como en el contexto familiar. Además, fomenta una mentalidad positiva, permitiendo que los miembros de la familia enfrenten desafíos con más resiliencia.’’
Para mí, gratitud, conexión y servicio no son solo palabras; son una forma de vivir y trabajar. Son el reflejo de mi fe, de mi misión de restaurar familias. Estoy profundamente agradecida por ser parte de una organización que entiende que la transformación comienza con el corazón. Cada paso que damos juntos, cada vida que tocamos nos acerca más a los objetivos que compartimos. Porque cuando trabajamos desde la gratitud y la conexión, el servicio deja de ser una obligación y se convierte en una bendición.
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